Réponse:
Cuando estaba en la escuela primaria, soñaba con ser médico. Cuando llegué a la universidad, me di cuenta de que no me gustaban más las materias de ciencias. En el bachillerato, gracias a la opción audiovisual, descubrí la profesión de cine, que durante un tiempo me tentó fuertemente (editor en particular), pero la precariedad de la profesión me desanimó un poco.
Buscaba una profesión más literaria, con una parte de creatividad pero también un enfoque científico y contacto humano, y luego algo que sea variado, que me mueva un poco. En resumen, ¡un gran crisol!
Fue un amigo quien me habló de la profesión de logopeda, que conocía de lejos. Pregunté, me comuniqué con un terapeuta del habla y, a medida que avanzaban los testimonios y la investigación, me di cuenta de que podría ser adecuado para mí.
Hoy estoy solo en segundo año, pero los estudios y las pasantías confirman mi convicción de que este trabajo es para mí. El rango de pacientes abarca desde recién nacidos hasta personas mayores. Las patologías son muy variadas, y tenemos la posibilidad de trabajar como liberal, como empleado en una estructura o entre las dos. "
